Fecha: 11 julio 2021 21:55
En la caverna el hombre se encargaba de salir a recolectar el alimento y defender el territorio externo mientras que la mujer organizaba el territorio interno. Los roles estaban marcados y eran funcionales al momento-lugar. Mantuvimos este diseño durante siglos y aun llevamos esa información en nuestro inconsciente, inclusive cuando el contexto ya no es el mismo, sin embargo es un programa de supervivencia tan instalado que genera rechazo pensar un esquema diferente. Lo cierto es que nuestra situación como especie es otra: antes teníamos que procrear para la autoconservación y superpoblación de territorio, hoy somos demasiados, tantos tantos que la tierra no da a basto. Sucede en la naturaleza que cuando una especie crece desmedidamente aparecen mecanismos de regulación externos e internos, aumentan los predadores, se acaban los recursos, la comida, el refugio, los individuos canalizan su energía en sobrevivir en vez de procrear para bajar la tasa de natalidad. La tierra nos esta hablando, a través de catástrofes naturales, escasez, competencia, guerras, epidemias, muertes y una nueva conciencia de seres que quieren liberarse de ese programa de supervivencia obsoleto, crear nuevas rutas, nuevos modelos, para comenzar una etapa de creación amorosa, no inercial, donde podamos sintonizar con la necesidad del planeta de ir controlando nuestro crecimiento exponencial y poder decidir limitar nuestra descendencia, no tenerla, o tenerla en condiciones favorables. Poder decidir si salir o si entrar a la caverna, desarrollar nuevos roles acordes a este tiempo-espacio que necesita menos hacer y mas sentir, mas conexión, cooperación, unidad.
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